martes, 24 de noviembre de 2009

Sergio Zawinul

Hay un tipo al que le gusta que le llamen Sergio.

Le gusta el nombre y me gusta llamarle así.
Le gusta el grupo en el que nos llaman raro,
porque raros somos (y en raros nos convertiremos).

Él es un Sáquida; tal vez sea "el Sáquida"
porque en él se aúnan las virtudes,
las que hacen a la gente buena.

Habla de música, de literatura , de la vida en general,
con un entusiasmo que sólo conoces si conoces a sus musas.

Es un amigo.

lunes, 16 de noviembre de 2009

Luna Mengüante

¿Por qué menguante, Luna?

Ilusión, sentimiento, pasión, fuerza.
A eso me sabes, Luna.

Si fuese poeta, te rimaría con las aguas,
con la mar que mece esa barquilla
la que lleva a tu Barrosa ese loco levante.

Si fuese músico tocaría tus rayos para tí.
¿Por qué dirán que la luna no brilla?
¿Acaso no es brillo tu reflejo?
¡Qué tú no brillas, Luna!

Brillo eres tú, brillo tu negra ropa
brillan tus ojos profundos
tus ojos sinceros
brillo yo cuando me hablas.

Si la Luna es Mengüante no es por cobardía.
Es porque es valiente, ella toma impulso
sólo para verte.

Ayer, besé a la Luna.

P.D.: Luna, tenía esta nota en la punta de la lengua tanto anoche, como esta mañana al socontar (¿existe?) a mis nuevos viejos amigos. Unas horas de trabajo sólo, un par de litros de agua y te regalo menos de lo que mereces, pero todo lo que puedo dar.

domingo, 15 de noviembre de 2009

Al Mayurka

Tengo un nuevo amigo.

Se llama al - mayurka, pero yo le llamo Julio.

Es, como todos los sáquidas a los que considero amigos, alguien a quién te dan ganas de achuchar. Siento lo mismo con él que con un peluche ¿Qué pinta un tío tan grande dando abrazos a un señor al que no conoce? Pero el error no está en los abrazos: está en creer que no le conozco.

Internet para muchos (y para mucho) será el demonio, pero para mí es una ventana desde la que se tiene la oportunidad de gritar a los que merecen la pena (también de insultar a los insufribles), y ayer, el Sheriff, La Repú, Sergio Zawinul y yo, gritamos a alguien para que subiese a nuestra casa y así, podernos tomar un café con él.

No se puede considerar que el propio hecho de conocer a un amigo virtual haga que éste se convierta en real, pero en el momento en el que unos párrafos con los que convives demasiado tiempo para considerar que la vuestra sea una convivencia sana, se transforman por arte de magia en una persona que se alegra de verte (porque aún no sabe que eres un cabronazo, supongo), hace que te sientas bien, y que quieras hacer sentir bien a esa persona.

Intuyo que esa empatía será comparable a la que se siente al sonreír a un niño si, además, el niño te corresponde.

Puedes conocer a mis amigos (y a algún pesao) en la casa de otro amigo.