miércoles, 29 de septiembre de 2010

La crisis la pagarán los que la provocaron. ¡Ja!

HOY, 29 DE SEPTIEMBRE ¡HUELGA GENERAL!

Jesús Maraña, Director del diario Público: Lo que está en juego.

http://blogs.publico.es/buzondevoz/333/lo-que-esta-en-juego-2/
Un solo punto de la reforma laboral decidida por el Gobierno habría justificado la huelga general convocada para hoy por los sindicatos mayoritarios. El artículo 2 de la ley aprobada con los votos del PSOE gracias a la abstención de CiU y PNV facilita a las empresas los despidos por causas económicas (con indemnización de 20 días por año trabajado) “en casos tales como la existencia de pérdidas actuales o previstas, o la disminución persistente de su nivel de ingresos…”. Lo cual equivale en la práctica al despido libre y muy barato, porque el contable más torpe es capaz de dibujar una previsión de pérdidas o disminución de ingresos aun en ciclos de bonanza si eso es lo que le interesa al empresario. Durante los meses que lleva en vigor, los datos demuestran que esta reforma tampoco reduce la precariedad laboral ni la temporalidad, principal característica del mercado español y una de las causas que explican la rapidez con la que aquí se crea empleo en épocas de vacas gordas (burbuja inmobiliaria) y se destruye cuando vienen mal dadas. Otras medidas como la anunciada reforma de las pensiones públicas o los recortes múltiples y variados al Estado del bienestar constituyen también argumentos fundados para que los sindicatos utilicen su principal arma de presión y protesta: el derecho a la huelga.
Pero, con ser importantes todos estos argumentos, lo que hoy está en juego trasciende la legítima confrontación entre los intereses de empresarios y trabajadores; o la lógica indignación de un electorado progresista hacia un Gobierno que pone en práctica medidas casi tan injustas para los más débiles como las que con toda seguridad aplicaría un gobierno conservador. Ha sido el propio presidente, con su explicación de las razones que lo llevaron en junio a poner en marcha los duros ajustes, el que ha puesto en evidencia los graves riesgos que corre la democracia en su pulso con el capitalismo globalizado. Zapatero ha argumentado que “no tenía otro remedio” que atender las exigencias de los mercados para evitar la quiebra financiera del Estado. Lo cual equivale a asumir que el poder real en esta democracia no lo ejercen los representantes elegidos por los ciudadanos, sino otros individuos cuyas decisiones e intereses particulares condicionan que un país pueda o no arruinarse. El problema de esta quiebra democrática no es exclusivo de Zapatero, aunque resulta obvio que Merkel, Berlusconi o Sarkozy visten mucho más cómodos el traje de corte neoliberal.
Aquí no se trata sólo de denunciar la meridiana injusticia de que los causantes de la gravísima crisis financiera sean en parte los mismos que ahora dictan soluciones supuestamente indiscutibles. Hoy no sólo está en juego la defensa del Estado del bienestar frente a quienes aspiran a descuartizarlo y a desregular aún más la economía especulativa. Sobre el tapete de esta huelga general está en juego el sentido mismo de la democracia: los ciudadanos deciden en las urnas quiénes deben ejercer el poder durante cada legislatura. Se equivoca Zapatero al ceder a otros poderes no sólo el qué sino el cómo de una política económica. Y no se entera Rajoy si de verdad cree que el 29-S no va con él. Los sindicatos se juegan mucho, sí, pero los políticos y el resto de los ciudadanos se juegan incluso más.

Vicenç Navarro en el Diaro Público: La importancia de la huelga general.


Agradezco a la dirección de Público que me permita adelantar esta semana la columna que escribo cada jueves en este diario con la finalidad de alentar al lector a que se sume a la huelga general, un evento de extraordinaria importancia, con amplias repercusiones sobre el bienestar de la población en España y, muy en particular, de sus clases populares. El establishment español (las instituciones, fuerzas políticas, grupos empresariales y financieros y mayores medios de información que dominan la vida política, económica, financiera y mediática del país) está imponiendo unas políticas con el objetivo último de disminuir los salarios de los trabajadores y recortar la financiación del ya poco desarrollado Estado del bienestar (el gasto público social por habitante continúa a la cola de la UE-15, el grupo de países de la UE más próximos a nosotros por su nivel de desarrollo económico). La única diferencia entre los distintos sectores del establishment es la intensidad de los recortes. Las derechas en la oposición reclaman incluso más recortes. PP, CiU y PNV están pidiendo más reducciones del número de trabajadores en los servicios públicos del Estado del bienestar –sanidad, educación, servicios domiciliarios, escuelas de infancia, entre otros– en el país que tiene menos empleados públicos de la UE-15 (el 10% de la población adulta, comparado con el 15% en la UE-15 y el 25% en Suecia). Nunca antes durante la democracia el Estado del bienestar y la calidad de vida de la población habían estado tan amenazados. No hay duda de que estas políticas afectarán negativamente a la gran mayoría de ciudadanos y a sus descendientes.
El establishment español es consciente de que estas medidas son impopulares, pero las defiende como necesarias y como las únicas posibles, indicando que no hay alternativas. Se necesitan –dice tal establishment– para calmar a los mercados financieros, que compran la deuda soberana española. Y hemos visto la visita del presidente Zapatero a Wall Street (el centro financiero de EEUU) como un acto de vasallaje a la banca estadounidense, para asegurarles que será duro y no vacilará en imponer medidas impopulares al pueblo español. Y así lo han promovido los medios de mayor difusión, al subrayar que tales medidas son la medicina amarga necesaria para salvar al paciente (la economía española). Y toman como prueba de recuperación los débiles indicadores de un minúsculo crecimiento económico.
Estas explicaciones son erróneas. En primer lugar, el mayor problema que tiene España es el desempleo, el más elevado de la UE-15. La cifra de desempleo (el 19% de la población activa) es conocida. Pero la que no se conoce es que el 46% de la población empleada tiene miedo a perder el puesto de trabajo. De ahí que el criterio de evaluación de las políticas públicas debiera ser su capacidad de creación de empleo. Y las políticas de austeridad del gasto público están destruyendo empleo.
El problema económico al que España se enfrenta se debe a la disminución de las rentas del trabajo como porcentaje de la renta nacional durante estos 15 años, con el consiguiente endeudamiento de las familias. Al colapsarse el crédito, se creó el enorme problema de la falta de capacidad de consumo, cayendo la demanda en picado y disparándose el desempleo. Y, por otra parte, el enorme crecimiento de las rentas del capital, facilitado por los comportamientos especulativos de la banca, determinó una serie de burbujas –la última, la inmobiliaria– que, al estallar, crearon el enorme problema de la falta de crédito. Los siguientes datos sintetizan esta realidad. Entre 1995 y 2005, los costes laborales en España aumentaron sólo un 3,7%, cinco veces menos que la media de la UE-15, del 18,2%. Mientras, las empresas españolas vieron aumentar sus beneficios netos un 73% (más del doble de la media de la UE-15, un 33%), siendo las empresas bancarias españolas las que tenían y tienen más beneficios de la UE-15 y, a la vez, las que dificultan más el acceso al crédito.
Esta polarización de las rentas ha creado un grave problema de demanda, consecuencia de la enorme disminución de la capacidad adquisitiva de la población y la escasez de crédito, problemas que requieren una expansión muy notable del gasto público en creación de puestos de trabajo (muy en particular en las áreas deficitarias de empleo, como son los servicios del Estado del bienestar) y en nuevas industrias como las verdes y ecológicas. El problema que dificulta la aplicación de tales políticas expansivas es que, como consecuencia de la enorme reducción de impuestos de estos últimos 20 años, que ha beneficiado a las rentas del capital y rentas superiores, el Estado está también profundamente endeudado. Esta disminución de los impuestos es una de las causas de que disminuyeran los ingresos al Estado –pasaron de representar el 41% del PIB en 2007 al 34% en 2009– y de que crecieran el déficit y el endeudamiento públicos. Ahora bien, estas políticas fiscales regresivas pueden y deben corregirse. Expertos del Sindicato de Técnicos del Ministerio de Hacienda (Gestha) han calculado que el Estado podría ingresar 38.000 millones de euros fácil e inmediatamente (una cantidad mayor que la conseguida con los recortes de derechos) corrigiendo algunas de estas medidas regresivas sin tocar el bolsillo de la mayoría de la ciudadanía.
En lugar de ello, el Gobierno ha hecho unos retoques claramente minúsculos sin mostrar ninguna voluntad de corregir la polarización de las rentas. Y los partidos conservadores están incluso pidiendo mayores recortes de impuestos en favor de los ricos. Tales políticas, además de ser profundamente injustas, son contrarias a las que se necesitan para salir de la crisis. Nunca un país ha salido de una gran recesión siguiendo políticas de austeridad en el gasto público.
De ahí la enorme necesidad de que la población se movilice en contra de tales políticas. Y puede cambiarlas. Así ocurrió en la Unión Europea cuando el establishment europeo había propuesto alargar la semana laboral a 65 horas. Las movilizaciones pararon aquella directiva. Y lo mismo ocurrió en España. Las huelgas generales anteriores pararon reformas negativas y estimularon el crecimiento del gasto público. Y lo mismo puede y debe ocurrir ahora.
Vicenç Navarro es catedrático de Políticas Públicas de la Universidad Pompeu Fabra y profesor de Public Policy en The Johns Hopkins University.

lunes, 27 de septiembre de 2010

JODEEEEERRRRRRR.

El martes 19 de Octubre, en la Ciudad Deportiva del Real Madrid C. F., mi shico, el David jugará un partido, el R. Madrid - At. de Pinto.
Antes, no cabía en la ropa; ahora, no quepo en mí mismo.
Aún recuerdo cuando, en Alevín o Infantil (diez ó doce años) nos metió un 12-1 un filial del Madrid, así que sé que será una experiencia inolvidable para mi hijo. Por eso estoy tan contento, porque si no pasa nada raro como que, por ejemplo, tenga una suerte bárbara en el futuro, no se verá en otra igual ya que hace falta algo más que jugar bien para llegar a ciertos niveles. Espero equivocarme. Nunca se sabe.

Zapatero y el Papa.

Gracias a Hugo "El Siamés", hemos conseguido saber qué le dijo Zapatero al Papa y el porqué de la financiación con el dinero de todos los españoles (también del de los ateos) la visita del Vicediós, Peneadicto XVI.

Zapatero: Padre, he visto la luz.
Ratanazinger: ¿Y qué has hecho, hijo mío?
Zapatero: ¡SUBIRLA!

miércoles, 22 de septiembre de 2010

Sara Carbonero.

No voy a entrar en lo obvio más allá de lo que es la obviedad por antonomasia (que no sé que significa, pero parece ser algo así como "que te cagas"): Sara Carbonero está más buena que yo.
Pues bien, como la chica es maja, lo demás no importa. Da igual si ha dicho lo que muchos pensamos, que Cristiano Ronaldo es individualista y egoísta (como ¿casi? todos los goleadores), daa igual si es una buena profesional, da igual si sólo le faltan dos exámenes para terminar su carrera de periodista (carrera que no tienen la inmensa mayoría que comparten platós y estudios con ella, bien en el caso del deporte, bien en el de la mal llamada "prensa del corazón") y que si no los hizo en su momento, fue porque se marchó a Sudafrica para cubrir el Mundial de Fútbol. Lo que importa es que está buena. Bueno, y que es novia de Casillas. 
El tal Pipi Estrada, un impresentable del que se conocen más detalles últimamente por su vida personal (impersonal, diría yo) o por su participación en la mierda de televisión que padecemos, goza de un gran prestigio en el mundo de la prensa deportiva. Ella, no.
Pensándolo bien, María Antonio Iglesias tampoco goza del prestigio que sus intervenciones públicas sin duda merecen, pero en su caso, no es por estar buena, sino por lo contrario.
Pensándolo mejor aún, el casi cualquier caso de mujer que tenga éxito, se debe, sin duda, a que se la chupa a su jefe, o es sobrina del director.
Igual no es un problema de la belleza exterior y evidente de Sara Carbonero, sino de la fealdad del interior de muchos de nosotros.
Ella, dará gustico, pero nosotros damos pena.

domingo, 19 de septiembre de 2010

Jesús Maraña, Director del diario Público.

El falso apocalipsis de las pensiones

No debe sorprender ya la insistencia con la que gobernantes y analistas firman partes de defunción del sistema público de pensiones. Lo que causa cierta perplejidad es que además pretendan que nadie discuta los vaticinios de esos agoreros empeñados en salvar al resto del mundo en cómodos plazos. Si el pronóstico que lanzaron a mediados de los noventa hubiera sido acertado, la Seguridad Social andaría hoy criando malvas.
Aquella falsa alarma supuso, además de algunas reformas necesarias, un crecimiento vertiginoso del negocio de los fondos privados, que ahora mueven en España más de 84.000 millones de euros. El estallido de la crisis inmobiliaria y financiera ha puesto en evidencia que el verdadero riesgo de quiebra lo sufren precisamente los planes privados, y no los públicos. Para mantener y elevar su rentabilidad, los gestores de los fondos (actores principales de los enigmáticos mercados) han invertido en esos productos de riesgo que originaron la explosión de la burbuja especulativa.
Su rentabilidad –que nunca fue la prometida– ha caído en picado, mientras la Seguridad Social goza de superávit. Los números confirman lo que cabía sospechar: cuanto más sólido sea el futuro del sistema público, más difícil es la captación de fondos para el negocio privado. El apocalipsis que vuelve a planear sobre otro mimbre del Estado del bienestar tiene más relación con ese hundimiento del sector privado que con la pirámide demográfica.

miércoles, 15 de septiembre de 2010

Grandes mentiras que escupe nuestra extrema derecha, la política y la mediática, y los culpables de la crisis: Hoy, ¡Los sindicatos!

Ayer, en el debate sobre el estado de la Región, la Presidenta de todos los madrileños dijo que iba a "eliminar a 2000 liberados sindicales de la Administración Pública".

Tiene miga el asunto. En 2008 había 415.000 empleados públicos de la Comunidad de Madrid. Durante los últimos siete años, ésta (esta señora, quiero decir) ha firmado diferentes Convenios Colectivos (pocos; ya he escrito en repetidas ocasiones que hay alrededor de 150 Convenios pendientes de firmar sólo en Madrid), entre otros los de los trabajadores públicos, los funcionarios.

Estos funcionarios, sus representantes, sus Delegados, sus Comités, estamparon su firma junto a la de Doña Esperrancia en un Convenio que, entre otras cosas, se ampliaba el crédito horario que le correspondía a cada Delegado. Según las leyes (LOLS, Estatuto de los Trabajadores, Reales Decretos,....) hay un mínimo de derechos para los trabajadores, abriendo la puerta a posibles acuerdos que mejoren éstos mínimos, nunca pueden empeorarse. Pues en los convenios que regulan el trabajo en las Administraciones Autonómicas las partes (trabajadores y patronal) llegaron al acuerdo del que hablaba antes, de ampliar el número de horas sindicales. Como la Ley regula la posibilidad de que se acumulen las horas de cada uno de los delegados y se distribuya flexiblemente ese crédito horario, en algunos casos (porque hay algunos delegados que no precisan utilizar su crédito horario en su totalidad o ni siquiera necesitan coger una sola hora por el tipo de trabajo que realizan) algún o algunos de los delegados acumulan horas suficientes como para que su crédito equivalga a su jornada de trabajo íntegramente. A esos se les llama liberados (bueno, los "liberaos" según nuestra castiza Presidenta).

Vamos, que va a volver a hacer con todos los trabajadores públicos de la Comunidad de Madrid, lo que ya hizo con los trabajadores de Metro: pasarse lo firmado por el forro (sí, por el forro; sus incondicionales -nunca una palabra definió tan bien una actitud- dicen que "los tiene bien puestos"). Con los del Metro firmó un salario para este año y se sacó un decreto con el que se lo bajaba; firmó un Convenio Colectivo con todos los funcionarios dependientes de su Administración y lo cambia también unilateralmente. ¡Y dice que lo hace para cumplir la Ley! ¿Qué ha hecho los 7 años anteriores? ¿Incumplirla a sabiendas? Eso se llama prevaricación.


Pero lo grave del asunto no es que vaya a hacer lo que dice que va a hacer, sino que lo sustenta en mentiras. 

Insta al mundo mundial (en especial a Zapatero por un lado, y a su partido por otro) a abandonar las políticas Keynesianas para abrazar el Liberalismo Económico porque según ella, es la única doctrina que funciona.

Aquí, se podría hablar del gusto por las doctrinas que tienen nuestras gentes de derechas o de lo bueno y lo malo del Keynesianismo, pero será más concluyente hablar sobre lo que es el Liberalismo Económico. Esa cosa es lo que se estudia en Económicas en las Universidades privadas (copadas casi unánimemente por lo más "moderado" de la Iglesia Católica; Opus Dei, los Legionarios de Cristo, los  Marianistas; gente fina, vaya), pero que está basada en una gran mentira. Los más eminentes economistas del mundo niegan que el Neoliberalismo sea siquiera una teoría económica científica. Además, todos y cada uno de los reguladores (FMI, BM, BCE,...) y de las empresas calificadores que nos han llevado a la crisis financiera y económica mundial, todos, siguen las doctrinas Neoliberales. Todos quieren, al fin y al cabo lo que dejó para la posteridad Grover Norquist, asesor económico de Bush en 2004: “No quiero acabar con el Estado; sólo quiero hacerlo tan pequeño que pueda ahogarlo en una bañera”.

Y en esas estamos. Hablan de los "15 millones de euros que el Ministerio de Trabajo paga a los sindicatos" cuando ese dinero proviene de partidas presupuestarias (que no han quitado cuando gobernaban) que emanan de diferentes Leyes (que tampoco cambiaron) que se resumen comparándolas con los propios partidos políticos: a mayor representación democrática a través de votaciones (a los sindicatos en las empresas, a los partidos en el Parlamento), mayor asignación presupuestaria para cada organización. Ésto, que es muy fácil de entender no se explica. Precisamente por eso.

Hablan también algunos voceros como Isabel San Sebastián de que los sindicatos mayoritarios no pueden decir "que nos representan, porque a mí no me representan ustedes". Pues mira, maja (esto es un decir, por supuesto), tu jefa, la jefa de Telemadrid, Esperancita, la de los calcetinitos, además de haberte regalado un programa en la televisión que pagamos todos los madrileños, hace eso porque es nuestra representante, aunque nos sintamos muchos a años luz de ella ideológicamente. Apunto lo de "ideológicamente" porque lo cierto es que coincidimos con ella en algunas cosas: muchos tenemos bastantes dificultades para llegar a fin de mes. Y eso que yo sí tengo pagas extraordinarias (este nombre sí que está mal puesto; mi paga no tiene nada de extraordinario). Hablo de la presunta no representación, porque mirándolo con prespectiva, Esperanza Aguirre, no es la presidenta de la gran mayoría de los madrileños, ya que sólo votaron por ella 1.590.109 de los 6.081.689 de madrileños, pero el 53,21 % de los que acudieron a votar, ésto es: la mayoría.

Hablando de subvenciones: los sindicatos mayoritarios reciben la mitad de lo que reciben las organizaciones empresariales para la formación de los trabajadores, pero nunca se habla de eso, conviene dar la imagen de que los sindicatos son unos vendidos y que no muerden la mano que les da de comer. Pues bien, el dinero que reciben los sindicatos mayoritarios de los presupuestos generales del estado, suponen sólo una cuarta parte de su financiación, ya que el 75% de los recursos de los sindicatos salen de la aportación de sus afiliados.

Y si el problema está en los cuatro hijos de puta que dedican sus horas sindicales a irse de vacaciones o a tocarse las pelotas en su casa, por mí pueden echarles a la puta calle; esos no son compañeros míos ni son representantes de los trabajadores. Si ese es el problema, tal vez podríamos hablar de los miles de enchufados que plagan los Ayuntamientos, las Comunidades Autónomas y los Ministerios, y cuando hablo de enchufados me refiero a los que están en un puesto por sus relaciones personales y no por sus capacidades profesionales. Hablo de los que se compran trajes y relojes con el dinero que sacan los constructores de las adjudicaciones a dedo que hace el enchufado de turno porque se lo indica su Concejal, su Consejero o su Ministro. Hablo de que la primera liberada de la Comunidad de Madrid, es su Presidenta. Y si no, que miren el Boletín Oficial de la Comunidad de Madrid.


Para finalizar, todos los que piensan que esta Huelga General gira en torno a que los Sindicatos Mayoritarios mantengan su status, mientras desconocen el contenido de las medidas de ajuste, de la reforma laboral y del planteamiento que hay sobre la mesa para la futura reforma de las pensiones; todos los que se han creído que esas medidas eran, además de efectivas, las únicas posibles; todos esos trabajadores que no piensan secundar la huelga (aunque luego no renieguen de los posibles frutos sacados de la misma) porque se lo han dicho en la COPE o en EsRadio, en Intereconomía o Libertad Digital, en El Mundo, ABC o La Razón; todos esos que se piensan que son de la clase media porque tengan un buen coche o un buen piso y que renieguen de su clase como asalariados que son, de la clase obrera, la clase trabajadora; todos, encuadran perfectamente en la definición de Tontos de los Cojones que nos dejó para la posteridad Pedro Castro, Alcalde de Getafe y Presidente de la Federación de Municipios y Provincias.

lunes, 13 de septiembre de 2010

El Palé Digital.

A quienes les interesen las tonterías que escribo, que pinchen en ESTE ENLACE que es la publicación que llevo de mi Sección Sindical. Antes era el Secretario de Comunicación y por eso me tocaba encargarme de nuestro boletín. Ahora soy el Secretario General...... y por eso me toca encargarme de nuestro boletín. No me explico algunas cosas.........

http://elpaledigital.blogspot.com

sábado, 11 de septiembre de 2010

Otro 11 de Septiembre.

“Compatriotas: es posible que silencien las radios, y me despido de ustedes. En estos momentos pasan los aviones. Es posible que nos acribillen. Pero que sepan que aquí estamos, por lo menos con este ejemplo, para señalar que en este país hay hombres que saben cumplir con las obligaciones que tienen. Yo lo haré por mandato del pueblo y por la voluntad consciente de un presidente que tiene la dignidad del cargo…
Quizás sea ésta la última oportunidad en que me pueda dirigir a ustedes. La Fuerza Aérea ha bombardeado las torres de Radio Portales y Radio Corporación. Mis palabras no tienen amargura, sino decepción, y serán ellas el castigo moral para los que han traicionado el juramento que hicieron.
Soldados de Chile, comandantes en jefe y titulares… al almirante Merino… … El general Mendoza, general rastrero que sólo ayer manifestara su solidaridad y lealtad al gobierno, también se ha denominado director general de Carabineros.
Ante estos hechos sólo me cabe decirle a los trabajadores: yo no voy a renunciar. Colocado en un tránsito histórico, pagaré con mi vida la lealtad del pueblo. Y les digo que tengo la certeza que la semilla que entregáramos a la conciencia digna de miles y miles de chilenos, no podrá ser segada definitivamente. Tienen la fuerza, podrán avasallarnos, pero no se detienen los procesos sociales ni con el crimen, ni con la fuerza. La historia es nuestra y la hacen los pueblos.
Trabajadores de mi patria: quiero agradecerles la lealtad que siempre tuvieron, la confianza que depositaron en un hombre que sólo fue intérprete de grandes anhelos de justicia, que empeñó su palabra en que respetaría la Constitución y la ley, y así lo hizo. Es este momento definitivo, el último en que yo pueda dirigirme a ustedes, espero que aprovechen la lección. El capital foráneo, el imperialismo, unido a la reacción, creó el clima para que las Fuerzas Armadas rompieran su tradición: la que les señaló Schneider y que reafirmara el comandante Araya, víctima del mismo sector social que hoy estará en sus casas esperando con mano ajena conquistar el poder para seguir defendiendo sus granujerías y sus privilegios. Me dirijo, sobre todo, a la modesta mujer de nuestra tierra: a la campesina que creyó en nosotros, a la obrera que trabajó más, a la madre que supo de su preocupación por los niños. Me dirijo a los profesionales de la patria, a los profesionales patriotas, a los que hace días están trabajando contra la sedición auspiciada por los colegios profesionales, colegios de clase para defender también las ventajas de sociedad capitalista.
Me dirijo a la juventud a aquellos que cantaron y entregaron su alegría y su espíritu de lucha; me dirijo al hombre de Chile, al obrero, al campesino, al intelectual, a aquellos que serán perseguidos porque en nuestro país el fascismo ya estuvo hace muchas horas presente en los atentados terroristas, volando puentes, cortando las vías férreas, destruyendo los oleoductos y los gasoductos frente al silencio de los tenían la obligación proceder… La historia juzgará.
Seguramente Radio Magallanes será acallada y el metal tranquilo de mi voz no llegará a ustedes. No importa me seguirán oyendo. Siempre estaré junto a ustedes, por lo menos mi recuerdo será el de un hombre digno que fue leal con la patria. El pueblo debe defenderse, pero no sacrificarse. El pueblo no debe dejarse arrasar ni acribillar, pero tampoco puede humillarse.
Trabajadores de mi patria: tengo fe en Chile y su destino. Superarán otros hombres el momento gris y amargo, donde la traición pretende imponerse. Sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde, se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre, para construir una sociedad mejor.
¡Viva Chile, viva el pueblo, vivan los trabajadores!
Estas son mis últimas palabras, teniendo la certeza de que el sacrificio no será en vano. Tengo la certeza de que, por lo menos, habrá una sanción moral que castigará la felonía, la cobardía y la traición”.
SALVADOR ALLENDE Santiago de Chile11 de septiembre de 1973.

Juan José Millás en El País. "Gente que sobra"-


Lo primero que notas al regresar de las vacaciones es que ha aumentado la mendicidad. Lo percibes en el metro, en los semáforos, en las puertas de las cafeterías caras. Ha aumentado la mendicidad, te dices saliendo de la Fnac con las novedades literarias del otoño. Ha aumentado la mendicidad, te repites calle arriba, hacia Callao. Cuatro palabras a las que das vueltas dentro de la boca, mezclándolas con la saliva, intentando extraer de ellas algún significado. Significan que hay más mendigos que cuando te fuiste, hasta ahí llegas. Hay más pobres que le sobran al Estado español al modo en que le sobran los gitanos al francés. Sobran sus estómagos, sus lenguas, sus ojos, sus bocas, sus pulmones, sus culos, sus pollas, sus coños, sus miradas extraviadas, sus palabras, sobran sus piojos.
En el vagón del metro distingues enseguida a los que sobran. Son tres y lo llevan escrito en la frente. Hay otros cuatro o cinco a punto de sobrar. También lo llevan escrito. Los que no sobramos (aún) nos alejamos de ellos por miedo al contagio. Intentas refugiarte en la lectura de las solapas de los libros que acabas de comprar. ¿Pero de quién son los mendigos? Tuyos no (¿por qué entonces ese malestar?). Ni del alcalde (de otro modo no fabricaría bancos imposibles para impedir su descanso). ¿Pertenecen quizá al Ministerio de Interior, al de Igualdad, al de Trabajo, al de Fomento, al de Defensa, al de Sanidad, al de Economía, al de Hacienda? Mientras las estaciones se suceden, repasas ministerio a ministerio y compruebas que no pertenecen a ninguno, ni siquiera al de Justicia, que ya es decir. Tampoco al de la Solidaridad, que ni existe ni se le espera. Ha aumentado la mendicidad, una frase sencilla, impersonal, sin sujeto, como cuando decimos llueve o hace calor. Un suceso atmosférico. La mendicidad como Ciclón de las Azores.
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Hubo una vez una persona a la que le gustaría escribir para decir algunas cosas que sentía. Se dio cuenta, al momento de que no sería capaz. Lo intentó. Lo intentó. No sabía por dónde caía Úbeda y buscó en el mapa.
Con el tiempo, abrió un espacio en el que escribiría las cosas que le importaban (las cosas que importaban, tal vez), pero no como convenían. No, no es que fuese políticamente incorrecto; es gramaticalmente, semánticamente inconexo.
Luego, se dio cuenta de que no necesitaba saber cómo escribir, porque Juanjo Millás ya sabía cómo hacerlo. Luego se dio cuenta de que no necesitaba escribir, porque Manolo Saco ya lo hacía.

martes, 7 de septiembre de 2010

El 29 de Septiembre: Huelga General. ¡Yo voy!

En 1994, el 27 de Enero (según nos recuerda Manolo a los que entonces estábamos en el instituto), fue el día en el que los sindicatos dejaron de ser buenos. No dejaron de serlo así como así, sino que, como al poco tiempo acabó cambiando el Gobierno de manos, volviendo por fin a las manos a las que el mando pertenece, pues ¿qué le vamos a hacer? conviene desactivar esa última bala de la clase trabajadora. ¿Cómo desprestigiamos el moviviento sindical? Desprestigiando a los sindicalistas. Pero no sólo a los de UGT (que son, todo el mundo lo sabe, de los socialistas, cosa maldita que equivale a corrupción y los GAL; hoy, por cierto, unos vendepatrias, proislamistas y colaboradores de ETA) y a los de CCOO (entonces unos comunistas herederos de Carrillo; hoy, fíjate cómo no serán que hasta su ex secretario general está con nosotros en FAES), sino que los demás no existen (que nadie se acerque a un anarquista, por favor, porque anarquista=loco caos de la muerte).
Bueno, en esas estamos, no sólo hemos desconectado durante un tiempo a los socialistas corruptos y asesinos, sino que hemos colocado al hombrecillo del bigote (para el que, por cierto, tenemos que ir inventando eso de que es alguien sin carisma pero con una gran fuerza y determinación). Ya no nos convienen las huelgas ni reforzar los mensajes contrarios al PSOE, no vaya a ser que los rojos esos cojan suficiente fuerza como para convertirse en alternativa. Bueno, eso no, porque hemos conseguido que hasta los propios socialistas vean en ellos, en los comunistas, a un enemigo mayor que el propio PP.
Bueno, que me voy por las ramas y yo he venido aquí a hablar de mi libro "El 29-S Huelga General ¡Yo voy!", de editorial menos excusas y más conciencia de clase.
Pasaron los años y el Gobierno del PP se convirtió en algo insoportable para cualquiera que no fuese gilipollas o rico y poderoso (o todo a la vez, que también abundan) y se juntaron dos actores con los que la derecha no contaba: una figura atractiva, ilusionante y que no se parecía a todo lo anterior en un partido al que estaban muchos dispuestos a votar (el Presidente Zapatero); la otra figura fue el hartazgo de los que, poco a poco (y en gran parte por su propia avaricia) se encontraban cada vez más asfixiados por unas hipotecas irracionales, unas rehipotecas para comprarnos un BMW, la VISA de las vacaciones, la tele a 12 meses sin intereses y una nómina que es una mierda, pero que puedo complementar a base de echar horas (en B, claro) como un loco. Echar horas yo, y que las eche mi pareja. Y que no nos pongamos enfermos ninguno de los dos. Bueno, y encima, tener que escuchar a ese que tan mal me cae, decir que España va bien. Pues irá bien su España, pero yo no puedo más. Y ahora un decretazo, luego otra reforma insensata de la educación. Y hablando de educación, hay que ver cómo están dejando la escuela pública. Y la sanidad. Y ahora empiezan a hablar de alargar la edad de jubilación. Bueno, pero han quitado el ejército profesional, pero, eso es una tontería, con lo bien que me lo pasé yo haciendo la mili. Pero, lo que ya es el acabose es que se meten en la guerra de Irak a pesar de que, por fin, salgo a la calle con el frío que hace, lo hacen en contra dle 90% de los españoles.
En ésto que la explosión de cuatro trenes se convierte por arte de magia en el mayor atentado de la historia de España y, creo, que de Europa. Pues esta gente que ha conseguido colmar mi paciencia y que tuviese decidido votar al tal Zapatero que parece buen tió (sí, digo que ya lo tenía decidido antes del 11M porque los que no se quedasen en lo fácil y superficial de "la gente cambió el voto por lo que vino después del 11M" o "si no es por el 11M, no ganan", se habrían enterado de que en esa última semana las últimas encuestas daban un empate técnico; un empate técnico en la intención de voto, suele querer decir que va a haber un cambio de Gobierno), esta gente que ha conseguido colmar mi paciencia y que tuviese decidido votar a Zapatero, decía, ahora van y, cuando más le ha dolido el corazón a alguien, porque aquello dolió como si los 192 fuesen familiares de cada uno de los 45.000.000 de supervivientes, nos quieren manipular, nos manipulan, nos mienten (aún hoy siguen haciéndolo). Acabamos echándoles del gobierno y poniendo a uno de los nuestros, un tío normal, un tío que en su discurso de celebración se acuerda de todos los que han confiado en él y de los que es consciente de que sus votos son prestados, un tío que promete a los jóvenes que no les fallará y que el poder no le cambiará.
Este ZP, intentó hacer muchas reformas, algunas de ellas ilusionantes (¡joder, qué huevos tienes, José Luis, haciendo volver a nuestras tropas de Irak!), otras ya empezaron a molestar a los poderosos.
¿Qué hacen los poderosos entonces? Fácil, desconectar a Zapatero y desconectar a todos los colectivos que consiguieron movilizar a la gente en contra de sus intereses.
Zapatero terminó siendo Mr. Bean y, CCOO, UGT y el que toque como mayoritario en cualquier conflicto a los que se enfrentase el PP en las diferentes Comunidades Autónomas, dejaron de ser sindicalistas para pasar a ser "los liberaos". Vale, se aprovecharon de una idea que muchos de los liberaos ayudaron a hacer arraigar en la cabeza de todo el mundo: del mismo modo que los políticos están ahí para forrarse, los sindicalistas están ahí para hacerle el caldo gordo al jefe a cambio de horas sindicales y subidas de sueldo sólo para ellos.
Bueno, dentro de las reformas que se han quedado a medias del Gobierno Zapatero, hay tres que duelen y mucho a los que tienen conciencia de que su clase es la trabajadora y no la clase media: La Ley de Memoria Histórica, que se le siga dando dinero a la Iglesia Católica y a los bancos mientras se recortan las ayudas a los que más lo necesitan y ahora, la reforma laboral.
Pues la reforma laboral es la que nos ha llevado a la huelga. ¿Por que? ¿Porque lo que no han sabido defender como hombres lo lloran ahora como mujeres (cosa más machista, la virgen)? No, es algo largo de explicar pero que hasta yo he comprendido.
Llevábamos varios años en la mesa de negociación tripartita: Gobierno, CCOO+UGT y Patronal.
Con el pretexto de que se estaba negociando una reforma del "mercado" laboral, se han parado las negociaciones de cientos de convenios colectivos (en torno a 150 sólo en Madrid), porque sabían los cabrones de nuestros patrones que no iban a salir perdiendo y que todo lo que "cediesen" en las negociaciones iba a ser en balde, porque con dar subiditas a cuenta del convenio que se firmaría en dos o tres años, las empresas saldrían ganando. Si a esto le unimos que los Comités de Empresa de las grandes empresas, las que más poder de movilización tienen, firmaron cientos de convenios de empresa, sustancialmente mejores que los del resto de su sector ¿qué acaba sucediendo? Pues que la negociación colectiva está tan debilitada que te sueltan los representantes de la patronal, casualmente de una empresa que ya tiene convenio propio: "esto es lo que hay y si no os conviene, id a la Huelga, que no vais a tener nada mejor " (sic).
Pues bien, como decía, llevaba la Patronal mucho tiempo dando una de arena y otra de mierda, apoyados, por cierto por el señor que el PsoE puso al frente del Banco de España (a ver si va a tener la culpa de eso Cayo Lara), por ex ministros socialistas que están ahora en la UE, por el FMI, el BM y hasta el TDLC de turno que lo ha escuchao en la radio. Dicen que lo que deberían de aceptar los sindicatos es el modelo de contratación alemán; los sindicatos dicen que vale, que lo pensarán. Entonces, los empresarios dicen que no es suficiente, que el austriaco; los sindicatos dicen que vale, que se lo piensan. La patronal dice que no es suficiente, que hay que aumentar la edad de jubilación, bajar las cotizaciones a la seguridad social por parte de las empresas y abaratar el despido. Los sindicatos dicen "te estás pasando" y el Gobierno también lo dice. Además, añade el Gobierno que como siga la patronal así de intransigente, va a acabar haciendo la reforma que les salga de los huevos y que luego llorarán.
Tras las manifestaciones del 12 del 12 a las 12 que la extrema derecha y la derecha intentaron hacer fracasar, porque, claro, no iban en contra del gobierno del PsoE, sino contra una posible reforma que agrediese los derechos de los trabajadores y traicionase la palabra dada por el Presidente (y que se convirtió en el lema de la jornada: "12 del 12 a las 12 que la crisis la paguen los que la provocaron"), la Patronal mandó una circular a las diferentes patronales sectoriales y regionales, instándoles a llegar a acuerditos en las máximas negociaciones colectivas posibles, por si acaso les salía en el pulso el tiro por la culata. Un ejemplo puede ser el nuevo Convenio de Grandes Almacenes, firmado por el sindicato amarillo FETYCO en contra de CCOO y UGT en el que, además de tener que dejarse dar por culo, los trabajadores tienen prohibido el uso del condón y de la vaselina.
Entonces ¿cómo hemos acabado en esta situación? Pues porque al Gobierno le han dado miedo desde los estamentos internacionales, los mercados y su puta madre.
Al ver la Patronal el miedo en la mirada del Gobierno, envalentonada, se levantó de la mesa de negociación, el Gobierno (¿?) presentó echando hostias una reforma laboral en la que se reflejaban todas las exigencias de la Patronal hasta entonces (que no te lo pierdas, ahora dicen que siguen siendo insuficientes), de los mercados, la UE, el FMI y su puta madre (otra vez),  y los sindicatos mayoritarios se quedaron locos, a las puertas del verano (que si ya es difícil movilizar al personal en invierno, como para decirles que se vayan a las manifestaciones organizadas en Benalmádena, Torrevieja y Benidorm) y sin otra opción que irse a su casa y no volver o convocar una Huelga de una puta vez. 
Ya, pero ¿cuando? Alguien tendría la idea de que "después del verano", pero estaba a tomar por culo y necesitaban un pretexto con el que defender que no se hiciera para ya. "Fácil" dijo alguien, "el 29 de septiembre (como el 12 de diciembre pasado) están convocados todos los sindicatos a nivel europeo para unas movilizaciones contra la crisis y tal; aprovechamos y ponemos la huelga entonces. Además, como hay convocada alguna que otra huelga para antes, como la de los trabajadores públicos, pues vamos midiendo".
¿Cual es el problema? La cantidad de TDLC que tenemos alrededor.
Entiendo perfectamente a los compañeros de CNT, por ejemplo, cuando dicen que los sindicaleros profesionales les llaman (o ni siquiera lo hacen) y ellos no van a ir como perritos a ponerles a su gente detrás, del mismo modo que entiendo a muchos trabajadores que han buscado amparo en UGT o CCOO y se han visto con el culo al aire porque han dado con un sinvergüenza, o yendo más allá, porque sus reivindicaciones no estaban en la línea del sindicato, por lo que sea. Entiendo, como digo a todos los que están hartos de "liberaos que viven muy bien sin dar palo al agua", pero hoy no nos estamos jugando el futuro de UGT, CCOO o de sus afilidados. Nos estamos jugando el futuro de la clase trabajadora, nuestro futuro y el de nuestros hijos. El futuro de nuestras pensiones, de nuestra Seguridad Social y nuestra educación. De todo lo público. De nuestros derechos, conseguidos, no lo olvidemos, no gracias (o no sólo gracias) a las manifestaciones de los estudiantes, sino a las Huelgas de las fábricas en una época en la que te jugabas algo más que 80 euros menos de tu sueldo por apoyar una Huelga.
Nos jugamos demasiado como para hacer otra cosa que no sea unirnos contra nuestro enemigo. Y nuestro enemigo no es la derecha que hay dentro del PsoE ni los marxistas-leninistas que hay dentro del PCE, nuestro enemigo es aquel que atente contra los derechos de los trabajadores.
EL 29 de Septiembre: HUELGA GENERAL ¡Yo voy!

lunes, 6 de septiembre de 2010

Esto me lo ha mandado el Miguel. Me parece bastante interesante (aunque probablemente intrascendente).

Nota: que nadie venga jodiendo con los plagios y las SGAEs, que me lo han mandado y lo he publicado sin ánimo de lucro. Bueno, sin ánimo, no: sin posibilidad.
Si habéis estado en Estados Unidos sabréis que raramente encontraréis en un restaurante un ketchup que no sea de la marca Heinz. Sin embargo, hallaréis sin dificultad diversas marcas de mostaza (y ya puestos, de sacarina, muchas más que de azúcar).
¿Por qué existe este fenómeno de monopolio alimentario? La razón precisa se ignora. Por más que se intenta sacar al mercado ketchups de mejor calidad o con sabores más sofisticados según expertos catadores, todos ellos acaban siendo relegados del mercado o convirtiéndose en salsas para espaguetis (para los cuáles sí que hay tipologías para dar y vender).
Según el experto mundial en los primeros años del ketchup, Andrew F. Smith (entre otros libros de referencia, es editor jefe de la Enciclopedia Oxford de la comida y la bebida en Estados Unidos), gran parte de la historia de la civilización culinaria podría narrarse a través del tomate.
Cortés transportó esta hortaliza a Europa desde el Nuevo Mundo. Los italianos los usaron para reemplazar a la berenjena. En el norte de la India, entró en el curry y en el chutney. Y, contra toda idea preconcebida, el mayor productor de tomate del mundo es China (sólo desde hace unos pocos años).
Pero para Smith, la más perfecta de las manifestaciones del tomate es el ketchup. Es barato, es un condimento y no un ingrediente (lo que permite aplicarse discrecionalmente en un restaurante) y, parafraseando el ensayo de Elizabeth Rozin El ketchup y el inconsciente colectivo, “el ketchup bien pudiera ser la única verdadera expresión culinaria del crisol de culturas”.
El ketchup fue creado en el siglo XIX, como consecuencia de la tradición inglesa de salsas de frutas y verduras y el encaprichamiento de los estadounidenses con el tomate. Pero lo que hoy conocemos como ketchup nació de otra forma, como refiere Malcolm Gladwell:
"Surgió de un furibundo debate ocurrido en los primeros años del siglo pasado a propósito del benzoato, un conservante muy usado a finales del XIX. Havey Washington Wiley, jefe de la Oficina de Química del Departamento de Agricultura entre 1883 y 1912, llegó a la conclusión de que el consumo de benzoatos no era seguro para la salud, y el resultado fue un cisma que dividió el mundo del ketchup en dos. A un lado estaba el consorcio del ketchup, que creía que era imposible hacer ketchup sin benzoato y que éste no era dañino en las cantidades usadas. Por el otro lado había una banda renegada de fabricantes de ketchup: creían que el rompecabezas conservativo podría solucionarse mediante el uso de la ciencia culinaria."La idea era hacer ketuchup con tomates maduros. Hasta entonces, el ketchup se había hecho con tomates inmaduros, y por eso eran finos y acuosos, porque eran bajos en un carbohidrato complejo conocido como pectina, que agrega cuerpo a la salsa. Pero con tomates maduros, el ketchup será más denso y, con ello, resistiría mejor la degradación.
Los ketchups del siglo XIX tenían un fuerte gusto a tomate, sin más que un ligero toque de vinagre. Los renegados argumentaron que, si se aumentaba en gran medida la cantidad de vinagre, se protegían en efecto los tomates por el procedimiento de conservarlos en escabeche, obteniéndose un ketchup superior: más sano, más puro y con mejor gusto. Ofrecieron garantías por su producto, convencidos de que el público pagaría más por un ketchup mejor. Tenían razón: los ketchups de benzoato desaparecieron. El líder de aquella banda de renegados era un empresario de Pittsburg llamado Henry J. Heinz.Los cinco sabores fundamentales que reconoce nuestro paladar son el salado, el dulce, el ácido, el amargo y el umami. El umami es ese sabor propio de la sopa de pollo, el caldo de pescado, el queso viejo o la salsa de soja. Gusto a carne sin condimentar y con poca sal, pero mucho más intenso, con tendencia a rancio. El umami fue descubierto a principios de siglo. Y lo que hizo Heinz fue convertir en ketchup, sobre todo, en una fuente de umami.

También aumentó drásticamente la concentración de vinagre, consiguiendo que su ketchup tuviera el doble de acidez que el resto: así, además de ser una fuente de umami, también lo era de otro sabor, el ácido. También añadió más azúcar, consiguiendo que su ketchup también tuviera otro sabor: el dulce. Salado y amargo lo había sido siempre.
De modo que Heinz pulsaba las cinco notas fundamentales del sabor, sobre todo del umami, que en nuestro cerebro actúa informativamente como fuente de proteínas y aminoácidos.
El gusto del ketchup de Heinz comenzaba en la punta de la lengua, donde primero aparecen nuestros receptores de lo dulce y lo salado; después se desplazaba a lo largo de los lados, donde las notas ácidas parecen ser las más fuertes; luego llegaban a la parte trasera de la lengua, receptora de lo umami y lo amargo, en un largo crescendo. ¿Cuántos artículos del supermercado cubren el espectro sensorial de una manera tan completa?Sin embargo, a pesar de estos profundos acercamientos a los rasgos del ketchup, ningún investigador ha dado con la clave por la que el ketchup Heinz parece ser casi el único que la población americana desea consumir.  

Vicente Amigo. Taranta/Soleá.

miércoles, 1 de septiembre de 2010

Gaspar Llamazares "Copago, no: Repago y privatización"

Gaspar Llamazares / Presidente de la Comisión de Sanidad y Asuntos Sociales del Congreso y portavoz parlamentario de IU
Por si no fueran ya suficientes los discursos y las medidas de ajuste de los ‘cirujanos de hierro’ que pretenden hacer recaer los efectos de la crisis económica sobre los ciudadanos y sus derechos sociales y democráticos, resurge ahora el manido debate del copago como fórmula milagrosa para la moderación de la demanda de servicios en el sector sanitario, ya que se reconoce que no incidiría de forma significativa en la financiación del sistema.
Pero como en la guerra, también en las batallas ideológicas y sanitarias lo primero que muere es la verdad. En este caso el término copago pretende trasladar la imagen falsa del ‘gratis total’ hoy en día para los ciudadanos en la atención sanitaria, cuando son estos quienes financian nuestro Sistema Nacional de Salud con sus impuestos. Se trata, por tanto, no de copago sino de ‘repago’ ya que se pretende una doble imposición para financiar el sistema introduciendo de nuevo el precio en un sistema sanitario que hasta ahora se basaba en necesidades de salud y en valores como la universalidad, la equidad, así como la financiación y la previsión públicas. Todo ello quedaría cuestionado por un precio que, aunque supuestamente simbólico, aumentaría la marginación y la falta de equidad a los sectores con menor renta o peor informados y, por consiguiente, un mayor deterioro de su situación de salud que ya hoy está lejos de la de quienes disfrutan de las rentas más altas (hasta diez años de diferencia en esperanza de vida).
Además, este discurso se tiñe de hipocresía cuando se pretende que el sistema que buscan implantar (a partir de ahora repago) no tiene finalidad recaudatoria sino moderadora de una demanda sanitaria que se considera a priori abusiva.
Se da el caso de que el repago ya existe en la práctica en la adquisición de los medicamentos, cuando el trabajador en activo aporta nada menos que el 40% de su importe al ir a la farmacia. Paradójicamente, esta circunstancia asumida hace décadas y perfectamente evaluable en el tiempo no influye en la moderación de la demanda sino que es justo el gasto farmacéutico el que crece muy por encima del conjunto del resto de partidas. Es, al tiempo, el único epígrafe del gasto sanitario público en el que España se sitúa por encima de la media de la UE, presentando en lo demás uno de los mejores balances coste-efectividad de los sistemas de nuestro entorno.
Quizás sean otros los objetivos que se persiguen, más allá de la disuasión de acudir al médico, y son sus impulsores quienes deben explicarlo públicamente y sin hipocresías. En la demanda sanitaria el ciudadano decide mucho menos de lo que parece y si lo que se pretende es racionalizarla se precisan medidas que están recaen más del lado de la Administración y de los servicios, y no tanto de los usuarios y pacientes.
Se aducen razones como la utilización excesiva de las consultas de atención primaria o de urgencias. Sin embargo poco se dice de la escasez de medios y profesionales de la Atención Primaria, de la necesaria redistribución de funciones en los equipos o de las limitaciones de las políticas de salud pública, de educación y participación sanitaria de los ciudadanos. Invertir en ellas mejoraría sin lugar a dudas la calidad y reducirían el número de consultas que se pretenden limitar con el castigo del repago, como si los ciudadanos fueran el perro de Paulov, objetos de premio y castigo.
Si se trata de ‘estímulos negativos’ al consumo sanitario, ¿por qué no cortar en vez de por precio por edad, por estatura o por sexo? Se trata de medidas absurdas igualmente arbitrarias que no tienen nada que ver con la racionalización de la demanda sanitaria. Lo que ocurre realmente es que el repago se inscribe en la corriente privatizadora de los servicios públicos que se agudiza ahora con el pretexto de la crisis. Es la misma corriente que ve en el sistema sanitario y en el de pensiones públicas, y en general, en el Estado del Bienestar un nuevo nicho de mercado.
En España el repago no es un hecho aislado. Viene precedido de la privatización de la gestión sanitaria, a la que sigue la de la provisión de los servicios sanitarios. Con todo ello la sanidad privada ha adquirido en nuestro país un mayor papel que en el resto de Europa, configurando un subsistema privilegiado para las rentas altas y los sectores con poder de decisión al margen del Sistema Nacional de Salud.
La batalla a la que nos enfrentamos no es sólo la del repago, se llama privatización o, lo que es lo mismo, un fracaso sanitario y económico para los que lo han probado, pero un éxito de rentabilidad para los mercados, como ocurre en EE.UU (Obama dixit).