domingo, 28 de diciembre de 2008

Los embriones y tal

Pego el comentario del compañero Mack, del blog de Manolo Saco


A colación del comentario #103 de antoñito http://www.manolosaco.com/1057/jou-jou-jou-un-cuento-de-navidad/#comment-89945, leyendo el Muy Interesante de Enero 2009 he leido un artículo de Miguel Angel Sabadell, titulado “¿Sin célula de identidad?” que trata el tema de las famosas células madres embrionarias y de el momento en que un embrión debiera tener la condición de ser humano y hay un par de párrafos que me han parecido significativos. De todos modos os transcribo todo el texto integro. Me he levantado trabajador.

Para muchos, somos seres humanos desde el momento de la concepción, y los embriones descartados de la reproducción asistida deben ser protegidos de cualquier experimento. Este es su argumento primordial:”La vida humana es sagrada”. Siempre me han olido a cuerno quemado frases tan grandilocuentes y universales. ¿Si toda vida humana es sagrada, por qué muchos que se oponen a la investigación con células madre no hacen lo mismo con la pena de muerte? Y no solo me refiero al “eterno malvado” Bush, sino también al Vaticano, que la abolió del derecho penal en 1969 pero no la eliminó de la Constitución hasta el 2000. Eso sí, el Catecismo, en su punto 2266, señala que se deben “aplicar penas proporcionadas a la gravedad del delito, sin excluir, en caso de extrema gravedad, el recurso a la pena de muerte”. ¿Es o no es sagrada la vida?
¿Que hacer frente a tal dilema? Añadir la coletilla de “vida humana inocente”. Los universales desaparecen como por ensalmo. Claro que decidir quién es inocente tiene su miga; si no, dense una vuelta por los juzgados.
Muchos, al margen de su filiación religiosa, coinciden con la Academia Pontificia:”El embrión humano vivo es, a partir de la fusión de los gametos, un sujeto humano con una identidad bien definida”. El error es de bulto: la fecundación puede durar hasta 12 horas; y 14 días después de materializarse, el embrión puede formar gemelos o trillizos. ¿Dónde queda la “identidad definida”?¿O es que dos gemelos son la misma persona?
El problema fundamental es la falacia del continuo: posiciones extremas conectadas por pequeñas diferencias intermedias son lo mismo porque no podemos establecer un límite objetivo para el cambio. Por eso, asegurar que unas pocas células arracimadas son un ser humano es igual que decir que una semilla es un árbol. Curiosamente, quienes defienden con más ardor la no investigación con embriones son los que creen que el ser humano posee alma. De ahí la prohibición renacentista de hacer autopsias, o plantearse no usar técnicas de reanimación en pleno siglo XX. Definir qué es ese ser, como llega al embrión o de donde viene son cuestiones no resueltas, pero tales minucias no impiden argumentar sob re cuándo un grupo de células, que no piensan ni sienten emoción alguna, pues carecen de sistema nervioso, es un ser humano. Por comparación, un chimpancé es más un hombre que un embrión masculino.
Le propongo un experimento. Ha de tomar una terrible decisión: un misil nuclear va a caer en España y usted debe elegir entre dos objetivos: una ciudad de un millón de habitantes o un pueblo abandonado con sólo uno. ¿Qué hacer? Ahora, imagine que llega a un hospital en llamas y sólo puede rescatar o a una mujer o a un recipiente con un millón de embriones congelados. ¿Haría la misma elección que en el caso anterior?
Quizá todos seamos seres humanos, pero algunos lo son más que otros.

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