"Hombre, siempre que beneficie a los intereses de Europa y Estados Unidos". "Ahora recibiremos miles de refugiados y, claro, la Unión Europea tiene que colaborar".
La primera cita es de Mariano Rajoy. Estaba babeando sobre la conveniencia de un cambio democrático en Túnez o en Egipto. La segunda, del Ministro de Exteriores (o así) del Gobierno de Italia.
¿Acaso no necesitan disimular? ¿Por qué su electorado les perdona toda esta mierda? Por desgracia, la respuesta está más en que esas ideas están muy próximas a las de sus votantes, más que, como podría parecer en un primer momento, porque les fuesen a votar hagan lo que hagan (que también).
Me parece algo insólito, un político de derechas diciendo lo que piensa. Y además sin sonrojarse, casi sacando pecho.
Es algo así como "la culpa es de los inmigrantes" en la sala de espera de cualquier centro de salud (cuando, para más INRI, hay 20 españoles y una pareja de extranjeros; valientes ellos, oye).
Suena al populismo llevado a su máxima expresión: "y encima, es verdad".
Pues, nada, oiga, que pueden seguir así. Desde luego, el que escribe esto ve y verá siempre a un auténtico hijo de puta en cualquiera que defienda la injusticia y la desigualdad desde el puesto que le concede la mal llamada soberanía popular.
No es que esté cansado de democracia y de justicia, es que estoy hasta el nabo de esperar que éstas sean una realidad algún día.
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