Es reconfortante sentirse querido. Cuando eres alguien con imagen de extrovertido y corazón introvertido, alguien que se sabe imperfecto con una imagen autoimpuesta que gira en torno al perfeccionismo, alguien que se emociona fácilmente y que trata de no llorar, una persona que quiere mejorar tratando de ayudar a mejorar a otros... cuando eres alguien tan raro como yo, acabas expuesto emocionalmente a muchos ojos, bocas, mentes y juicios que te afectan, normalmente para bien.
Mi principal problema es que me preocupo demasiado de las opiniones de los demás a la hora de juzgarme yo mismo. Mi principal problema es que aún no soy capaz en todas las ocasiones de responder "te agradezco tu opinión, pensaré en ello". Eso facilitaría las cosas porque, aunque acabe llegando a las mismas conclusiones (tengo tanto que cambiar que me olvido de que hay más cambios necesarios, además de los que he decidido hacer motu proprio), y me ahorraría discusiones en torno a si yo estoy a la defensiva u otros están a la ofensiva.
Cuando decidí (porque ese fue el motivo que me llevó a tomar la decisión de publicar entre tres y siete veces diarias) que quería probar suerte con la promoción de mi negocio Herbalife a través de las redes sociales, elegí algo tan visual como Instagram para compartir resultados de clientes y compañeros, así como el mío personal que se encuentra en proceso.
¿Qué pasó por el camino? Pues mi situación personal no hacía sino empeorar por dentro. Debido a la interrupción definitiva (toma eufemismo) de mi relación con quien era mi pareja (y madre de mis tres niños, socia en el negocio y, antes de todo eso, mi amiga), decidí hacer ciertos cambios personales, sobre y ante todo interiores, aunque también, por qué no decirlo, exteriores. Y qué quieres que te diga, cuando llevas tiempo sintiéndote mal, por mucho pensamiento positivo, por muchas ganas que creas que debas tener, por muchos likes a una foto en la que dices ser feliz, te das cuenta de que mientras no cierres de verdad las heridas, estas no cicatrizan, por lo que es imposible la cura de tu corazón mientras no se le de el tratamiento adecuado y el tiempo necesario.
La cuestión es que en ese compás de espera, descubrí a un amigo (yo) que anteriormente me caía fatal, pero que siempre me había tendido una mano, aunque yo prefiriese seguir mal. Sí, al fin y al cabo, no voy a ser tan hipócrita de decir que soy tonto, de que desconozco las herramientas para salir de esa situación o cualquier otra excusa. Simplemente, mi corazón seguía creyendo que el amor era lo que esperaba, mientras mi cabeza me decía que no valía una mierda y que cualquier migaja era suficiente cuando no de más.
Evidentemente, con el tiempo he aprendido que no es así, que si estás sano, tus relaciones lo serán y que no es mala suerte que alguien dependiente termine siempre con alguien dominante. Así que decidí ponerme en paz con mi pasado, analizar las cosas y los motivos, poner mis verdades sobre la mesa e intentar que, porque quiero, no porque me convenga, y sobre todo, por fin, decidí cuidarme. Decidí cuidar de mí.
¿Por qué? Por muchos motivos. Los principales, que hay gente que me quiere porque sí; que hay gente a la que, sin conocerme, le provocan sentimientos positivos las cosas que hago; y, por qué no decirlo, porque me he encontrado a gente como yo, en un mal momento (cada uno el suyo, sin juzgar quien está más jodido) y que me ha dicho que ha cambiado su vida a mesjor después de aplicar algunas cosas de las que escribo.
Entonces, en el momento en el que tienes todo controlado, en el momento en el que haces tus cosas porque las quieres, porque las sientes, porque alguien te pide un favor o te animan a escribir sobre un tema en concreto, resulta que eres el centro de atención de personas que deberían tener cosas más importantes que organizar un jurado nada popular y juzgarte duramente desde una tarima de superioridad que parece darles derecho a dictar sentencia sin escuchar al acusado (y que, por cierto, lo único que hizo es algo que ha hecho siempre: sentir diferente).
Además, convencido de que mi nombre de usuario no era correcto (era "@antonio.hbl") porque al no representar a Herbalife, sino a mí mismo, decidí elegir entre las diferentes "extensiones" que vi en otros compañeros; me parecía erróneo ponerme "fit" o algo así puesto que aún no estoy como querría estar para "llamarme" así; la verdad, no pensé en ningún momento ponerme a mí, sonó algo que tenga que ver con mi profesión, asesor, entrenador, coach, de nutrición y bienestar.
Lo que no pretendía en ningún momento es que nadie quisiese machacarme acusándome de intrusismo profesional (como si quisiese quitarle el curro a los psicólogos), con la excusa de que una palabra de un texto era ambigua o mal interpretable. En cualquier caso, muerto el perro, se acabó la rabia... Ahora, por si a alguien le interesa, soy yo mismo, @antoniosd78 (Antoñito, las iniciales de mis apellidos y mi año de nacimiento; yo).
Ahora queda lo otro, aceptar que por bien que lo intentes hacer, la gente es muy intolerante, solo te acepta cuando estás dentro de sus estándares éticos y estéticos. De hecho, ya lo he dicho muchas veces, no quiero ser tolerante, no lo soy, eso supondría creerme con el poder de dar el visto bueno a los demás, como si me creyese mejor que ellos sólo por ser yo, sólo por que el otro no sea yo.
Mis escritos son largos, no son normales, señalan las cosas que pienso que deben cambiar (en mí, no soy tan pretencioso de creer que los demás deben hacer lo que yo no soy capaz en la mayoría de las ocasiones y que, además, me sirve a mí, no necesariamente a ellos), hablo sobre emociones que mucha gente esconde o disfraza, habló sobre la cosa que más asusta a la mayoría, la necesidad y el deseo de cambiar. Pero es que yo soy así.
Soy así y me gusto. No soy más que eso, alguien que siente cosas bonitas de cosas que para otros son insignificantes, alguien que siente cosas feas de cosas que para otros son very happy. Alguien que cuando sonríe, lo hace con la boca y con los ojos, alguien que cuando llora, lo hace con el corazón.
Soy alguien que no todo el mundo quiere cerca porque opinó libremente y no acepto ciertas injusticias y, eso lo sé por experiencia, hace que quienes no se quieren enfrentar a la opinión que otros tienen de tu actitud (tu actitud, tu manera en la que te relacionas con lo demás), te rechacen de la peor manera: culpándote a ti. Soy alguien que acepta que mi verdad es tan real como la verdad de mi interlocutor. Soy alguien que ama totalmente y si se descubre haciendo daño a alguien, prefiere perderle.
Soy yo, soy así. Si me equivoco, trato de rectificar. Me duelen las cosas, me alegran las cosas, trato de que duela menos entendiendo los por qués, trato de alegrarme constantemente. Hago lo que me apetece, digo lo que siento que debo decir, creo que el amor es la hostia, pero que solo es amor si es incondicional. Y creo que quieres piensan eso de sí mismos, son bastante hipócritas cuando dedican sus vidas a estar pendientes de la de los demás. Es como preferir ver pelis porno en lugar de tener sexo.
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