jueves, 21 de diciembre de 2017

Café solo sin tilde

Por favor,
Póngame un café solo,
Solo con hielo, para que se vaya
El frío con el que me desarma,
El que me trae su ausencia,
El que deja cuando está a mi lado,
A cinco mil kilómetros de mi mano,
A un mundo de mis brazos.
Un café con el que se vaya el sueño
Que me encadena a a sus bellos y largos,
Largos dedos de pianista,
A sus labios recortados por la clave
De sol que da forma a mi vida.
No me ponga nada más, pues huyo
Del licor que me ofrezca el fuego
Que me niegan sus versos,
El que me quema de deseo,
El que me hace sentir pequeño,
Del que nunca me siento digno.
Y no, no quiero pastas, bizcochos
Ni pasteles, mas sí esa tarta
Precedida de la canción aún no escrita,
Del anillo aún sin forjar,
Del oro sin blanquear,
De un sí quiero que consiga
Que deje de ser fracción.
Quiero eso, todo, sólo,
Esta vez con tilde,
Sólo seguir sintiendo frío
Cuando me rozas sin avisar,
Sólo sentir calor cuando me abrazan
Esas lindas y largas piernas.
Póngame uno doble, como los suyos,
Como los nuestros,
Como esos cafés que siguen
Y, mientras queramos,
Seguirán calentando Esto Nuestro.

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