Cuántas hostias dadas;
cuántas recibidas;
insultos; amenazas;
intentos frustrados de asesinato;
fabricaciones de bombas;
incendios; putadas que olvidamos;
aún hoy, algunas cuentas pendientes...
y cuánto te quiero.
Formas parte de mi rehabilitación,
de mi autodescubrimiento,
de millones de risas,
de ratazos con nuestras guitarras,
de mi garrapateo.
Eres culpable de alegrías y tropezones...
y eres esa noche bailando por Las Cuches
"voy buscando por la plaza,
pa comprarme un pantalón".
Un tio grande,
aunque estés hecho de recortes de maternidad
y seas lo mínimo
que se despacha como persona,
eres un tío grande. Sí.
Durante décadas,
el hermano más odiado y odioso,
hoy, que ya estoy viendo lo que es la vida,
el mejor hermano que se pudiese encargar.
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