domingo, 31 de mayo de 2015

Juan Carlos Aragón en la web "cadiz.eldesmarque.com"


Jueves, 07 Mayo 2015 17:10
La huelga es más que un derecho. En un país como el nuestro y con un gobierno como el que se nos ha colado, la huelga se ha convertido en una obligación moral del trabajador. Este gobierno ya no está políticamente legitimado para hacer un solo recorte más, ni para volver a subir un euro de impuesto a ningún ciudadano. Si acaso puede irse a freír puñetas, todas las puñetas que nos ha hecho. Cualquier acto de rebeldía yOPOSICIÓN ante otra puñaladaECONÓMICA de este gobierno, nuestro gobierno, no sé tú, primo, pero yo lo veo como un gesto de coraje civil y de dignidad ciudadana.
Yo pertenezco a un gremio que en ese sentido me avergüenza, ya que, habiendo sido uno de los más perjudicados por los recortes, y gozando la mayoría de susTRABAJADORES de un sueldo vitalicio, se ha convertido en el sector más esquirol del país, el mismo que luego habla de educar en valores. Como eduquemos con los mismos valores que los funcionarios docentes han predicado con su ejemplo frente aLA LEY Wert, nuestros hijos van a crecer castrados, sin saber enseñar los dientes más que para lucir sus brackets, y quitándose la mordaza de los labios para colocarse el gollete del embudo colectivo.
Sólo tenemos dos herramientas para frenar la tiranía del gobernante: la violencia o la huelga indefinida. La primera es peligrosa porque te puede venir de vuelta y, además, no garantiza el éxito, ya que una de las exhibiciones de poder que más cachondo pone al gobierno actual es la de ejercer el monopolio de la violencia frente al ciudadano indefenso. Pero la segunda, firmemente planteada, siempre funciona. El sacrificio merece la pena, no ya tanto por la conquista económica o la defensa de nuestros intereses, sino como por el hecho de recordarle al tirano que aquí manda él mientras que yo no diga lo contrario, y que, en todo caso, su límite es mi voluntad. Lo que ocurre es que cuando Aristóteles afirmó que existíanesclavos por naturaleza anticipó, entre otras cosas, la posmoderna forma ibérica de mamarla. Por eso, en este país de envidiosos, tener dos cojones está mal visto.
Flipo con una encuesta digital publicada en un medio deportivo de tirada nacional en el quepreguntan a los lectores si están de acuerdo con la huelga de futbolistas, sabedores de que los esclavos por naturaleza dirán mayormente que no. Y pregunto yo, primo, ¿quiénes coño son los lectores para manifestarse sobreEL DERECHO a la huelga de un gremio que, además de pagar más impuestos que nadie, no perjudica con su paro más que al vertebrado que, como no haya fútbol, no sabe que hacer el sábado por la tarde con su plasma? Muchos de los que han pinchado el no puede que sean trabajadores de la limpieza que hayan dejado semanas los contenedores hasta arriba, pilotos de Iberia que hayan convertido los aeropuertos en campos de refugiados o maestros de infantil que hayan dejado a las madres sin pilates alguna mañana. Y peor incluso. También habrán pinchado el no muchos que nunca se han atrevido a hacer una huelga por miedo a perder suTRABAJO, sin contar a los que han perdido su trabajo por miedo a hacer una huelga cuando estuvieron a tiempo, que han sido más.
En un país en el que sólo salvaría la moral ciudadana una objeciónFISCAL indefinida hasta que no se audite a toda la clase política bajo sospecha —o sea, a toda—, aún hay ciudadanos que ponen el grito en el cielo porque otros hagan uso de unDERECHO fundamental.ESPAÑA y olé.
JUAN CARLOS ARAGÓN

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