viernes, 6 de octubre de 2017

Veo una fotografía que no hice yo

Hoy,
he decidido trabajar hasta tarde,
desde casa, porque sí,
porque así hoy será más fácil dormir.
Y no, no es que no duerma,
que lo hago como un bebé,
simplemente es que hoy quiero dormir rápido,
sin pausa. Hoy, quiero soñar.
Ahora, si cierro los ojos,
veo a gente mirando sus móviles,
mirando tapices, suelos y techos,
no directamente, sino a través
de la pantalla del celular.
Y te veo a ti, claro.
Suspiro por esos ojos, grandes y verdes;
grandes, no sólo por su tamaño;
verdes, no sólo porque así me lo dices.
Me marean tus labios,
perfectamente delineados, puestos ahí
como muestra de lo que deben ser,
como recuerdo del fruto prohibido.
Bajo más la mirada y encuentro ese cuello,
esa islilla (bendita polisemia)
en la que quiero naufragar,
ese hombro sobre el que deseo dormir,
sobre el que deseo soñar.
La cámara, esa a la que miras,
pena que no sea a mí,
me esconde tus bellas manos,
esas que tan lejos tengo,
esas que sueño acariciar
mientras paseamos,
otra vez.

No hay comentarios: