sábado, 26 de mayo de 2018

Gruesas gotas

Gruesas gotas,
profundas como dedos,
caen sobre esta fría piel que espera,
triste, carente del tibio beso de las caricias
con las que tratas de dar brillo a mi oxidada armadura.

Triste noche tormentosa esta de un día gris,
en la que sólo me acompañan rayos y centellas,
la gota fría de tu ausencia.

Desaliñada mi alma,
dejada,
sin afeitar,
sin gana alguna de cualquier idea que me distraiga,
que me separe del camino que lleva
hasta el dolor autoinfligido,
que acompaña el sabotaje perfecto
a un corazón que no está roto
porque no puede romperse algo que
no existe lejos del abrazo de tus largas piernas,
una cavidad torácica llena
solamente del vacío de una fosa abisal
por la que me hundo si despierto y no estás,
si te lloro y no te siento,
si pronuncio un "no pasa nada" tan mentiroso
como un "no te deseo",
como "un no te amo".

Necesito retener el sueño químico que me invade
para sentirte bajo el calor de nuestra cama
en esta noche que dejó encharcado
el claro de luna que me acompaña
mientras te busco con unos pies
que sólo saben tropezar sin tus sonrisas.

Te amo. Duérmeme.