jueves, 27 de diciembre de 2012

El Sr. Alcalde de Gérgal (Almería).

Escribo esto con más sueño que hambre (y no es poca la que tengo -¿debería ser "poco"? bah, da igual, estoy hambriento, pero estoy más sobao-), así que es bastante probable que diga más incoherencias e inexactitudes que otras veces, aún no siendo pocas aquellas....
El tema es que ayer, comiendo en casa de mi suegra después de llevar a los niños al hospital de Getafe a que conociesen a su primo Erik (es más rico....), escuché a un señor hablando en la tele que me indignó.
Me indignó lo que dijo y, sobre todo, cómo lo dijo.
Veamos. Hablaba sobre el secuestro de un niño de 16 meses en la Provincia de Almería (es posible que se trate de una niña de 14 meses, pero además de mi estado actual, el que tenía ayer -similar al de ahora- y que ese tipo de "sucesos" en las noticias me importan un bledo ya que me parecen más dignos de "El Caso" o de "Gente" que de unas noticias; no hablemos ya de que dediquen dos minutos de "El Parte" a hablar de que hace frío en diciembre....). El tema, marujas, lo conoceréis tod@s perfectamente. La cuestión es que este individuo, representante público para mas INRI, tuvo la desfachatez (aquí quedaría mejor la "fachatez", pero seguro que me lo subraya el corrector) de decir en un momento dado con una sonrisilla lasciva y prepotente que la madre "venía desde Huelva a tener un... encuentro... con este muchacho", aquí cambió la sonrisillla por una mueca asquerosamente machista, "y se le ocurrió la brillante idea de traerse a su criatura hasta aquí".
Ese mierda (tan culpable como el resto de la sociedad de que haya una cantidad bochornosa de cerdos que piensan que por ser hombres -y que creen serlo, por cierto-, ya tienen que tener por pertenencia una mujer que le sirva, y mujeres que asumen eso como natural), lo que en realidad quería decir es que "a quién se le ocurre, una guarra tenía que ser, traerse a su criatura desde Huelva solo pa que se la follen", pero en el caso de que hubiese dejado a su niño en casa con alguien para ver a ese gachó (que también hay que tener huevos para acercarse a según qué gente, porque el bicho tiene toda la cara de ser lo que es; ya hablaremos otro día sobre la tendencia, no sé si solo femenina o humana en general, de hacer lo que a uno le apetece frente a lo que le conviene -y afinando más aún, sobre la tendencia de emparejarse con gente que le hace daño y, cuando por fin encuentra a quien le trata como es debido, parece que "le quiere menos"-), en ese caso el Sr. Alcalde, sin duda hubiese querido decir "y deja a su criatura en Huelva ¡con 16 meses! solo pa que se la follen".
Bueno, que le doy muchas vueltas a las palabras pa ná, solo para no llamarle hijo de puta, porque eso es otro de los retorcimientos del lenguaje que hace que señalemos a alguien como algo que de por sí no es malo, con una etiqueta que, no siendo mala, queda mal que te lo llamen.... Que, vamos, que el tío es un cerdo con pintas, un mierda, un cobarde y un idiota, pero el Alcalde que le "justifica" poniendo parte de la responsabilidad de lo sucedido en otra parte que no sea el energúmeno ese, merece ser pelado en el puto balcón de su pueblo delante de todo el mundo solo para dar ejemplo de lo que no se debe hacer.

jueves, 6 de diciembre de 2012

De fiesta en fiesta...

... menos la de tos sus muertos.

Casualmente la última vez que "escribí" fue el día de la estatua en la columna, el 12 de octubre, día de la Hispanidad. Nota: la próxima fiesta nacional se celebrará también en octubre pero, debido al traspaso de soberanía, será una fiesta itinerante (cuando debería ser incinerante, pero esa es otra película) y se celebrará bajo el nombre de Oktoberfest.

Bien, hoy es fiesta. Pero, ¿por qué? ¿Qué coño se celebra? ¿Cómo se lo explico a mis hijos? Mi amigo y compañero David Arcavin acaba de obtener la nacionalidad española en un trámite conistente en jurar la defensa de la Constitución (del 78, supongo; sería un punto que no lo especificasen y pudieses jurar por la legítima...), la lealtad al Borbón (en eztaz fechaz tan zeñaladaz, me llena de odgullo y zatizfacción) y el respeto a las leyes que son dictadas al Parlamento y que se cagan en la primera (defecación constitucional) y tratan de legitimar al segundo (el heredero de Frankenstein) a través de las terceras (ordenamiento jurídico vigente).

Pues no entiendo nada. Y confío en que tú tampoco estarás entendiendo un carajo debido a mis cosas mentales.

La cuestión es que hoy se celebra (¿con una sesión de puertas abiertas como era costumbre? ¡no! no vaya a ser que algún perroflauta sea noticia a nuestra costa) el 34º aniversario de aquel paripé (me acuerdo porque yo nací un mes antes, no porque tenga especial interés en conmemorar una mierda) que nos dice que todos los españoles somos iguales ante la ley, que tenemos derecho a un trabajo, a una vivienda digna, a la libertad de expresión, a los convenios colectivos, a expresarnos en nuestra lengua materna y, entre otras muchas cosas, a una sanidad, una educación y una defensa jurídica gratuitas. Pues me cago en cuantos muertos tengan todos los hijos de perra que día tras día se ciscan en los derechos que nos reconoce (los derechos no se regalan; se consiguen) la Carta Magna para regalarle todo lo que tenemos en común al gran capital y lo que tenemos individualmente, a los cerdos de nuestros empresarios patrios. Me cago en sus muertos y en la mitad de sus vivo, a quienes bien haríamos en ayudar a unirse a quienes, de los suyos, se encuentran en la primera categoría.

Si admiro dos cosas de las que nos han dado los franceses (bueno, tres, si añadimos el mazazo , éstas son Zidane y la guillotina.

Salud y un poquito de dignidad, aprovechemos el día y, mientras paseamos, caguémonos en los muertos de cualquiera de los bastardos que nos joden la vida cuando pasemos junto a sus edificios oficiales, sus lujosas casas o sus impresionantes coches. Y en dios, que eso no falte un solo día de nuestras vidas; la blasfemia sí que dignifica, no la mierda de trabajo que nos dan para que tengamos la sensación de que pintamos algo y que tenemos algún tipo de poder (adquisitivo, lo llaman). Sus muertos el que no.