Maldita esta traicionera y temerosa cabeza
que ama, siente, piensa y recuerda diferente,
que tan intensamente llena o vacía de emoción
cada uno de los millones de unos y ceros
que computa, la muy hija de puta.
Cabeza traicionera, porque se busca las mañas
para boicotear a un corazón entregado a la causa,
a la divina tarea de amar a esa bella guerrera,
que zancadillea a unos pies que duermen enlazados.
Temerosa cabeza la mía que no quiere descansar
por si un mal sueño me lleva a despertar
entre unas sábanas que son mortajas si no estás,
con unas manos que sin ti, no sirven para nada,
que escriben solamente cuando no pueden acariciar
esa suave y fina piel que rodea a la mujer que amo.
Con la fresca mañana, paseo entre pensamientos
que transcurren sobre el camino que unió
tu vida a la mía,
apartando los fantasmas de los destinos vividos
con quienes no merecían jugar con tu alma o la mía.
Reniego de este o aquel lugar, tonto de mí,
buscando un nuevo paisaje por descubrir,
que se halle vacío de tus recuerdos o de mis miedos,
hasta que me descubro sereno, tranquilo y seguro,
sintiéndome feliz y amado, deseando que llegue
el momento en el que juntos partamos
hacia cualquier lugar en el que disfrutar
del destino al que nos conducen nuestros besos.
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