miércoles, 13 de mayo de 2009

Qué grande eres, Alter K (www.manolosaco.com)

Pues señores, señoras, a mí me gustó. ¿Qué le voy a hacer?

Ayer se acusó al Presidente de pervertir el debate convirtiéndolo en un mitin… Los hay que jamás verán el sol aunque se quemen. Si el Presidente hubiera dado un repaso a la situación actual, sin hablar demasiado de la crisis y sin presentar medidas, se le hubiera acusado de pretender maquillar la gravedad del momento. Además, entre otras cosas, es cierto que el Presidente habló de otros temas, de pasada, pero los mencionó, luego no hubo nadie en la oposición que recogiera ninguno de los guantes. Bueno, sí, el PNV se saltó el guión de la crisis y habló de lo suyo que no es otra cosa que la pérdida del derecho divino a regir el destino de los ciudadanos vascos… Sus cosas.

El Presidente propuso una batería de medidas con las que se estará más o menos de acuerdo pero es mucho más de lo que hicieron el resto. En este caso no vale aquello de que es el que gobierna el que debe presentar medidas y el resto criticarlas, porque eso vale en situaciones normales y ésta no lo es; porque en esta situación lo que se piden son soluciones, vengan de donde vengan. De todas formas, las medidas, con su importancia, no son lo fundamental. Para mí, lo más importante del debate de ayer es que el Presidente propusiera la necesidad de cambiar el sistema productivo español, porque esa es la madre de todos los corderos. El Rajoy gris que habitualmente pasea por el Congreso, se metió en el cenagal de la reforma del mercado laboral y luego no supo por dónde salir, se dio cuenta, posiblemente, de que su discurso estaba acabado en el momento de pronunciarlo, de que sus ideas se han quedado obsoletas, pero era tarde, era lo que llevaba escrito y nunca se le ha dado bien improvisar. CiU, por su parte, hizo lo que tenía que hacer, lo que sus votantes quieren que haga, mirar por sus intereses; y mostró su ya habitual responsabilidad de Estado. IU perdió una buena oportunidad de reivindicarse, leyó el discurso que traía cuando debería haber prestado oídos a lo dicho por el Presidente, quedándose de nuevo en el bonito discurso del que sabe que no tiene posibilidades de llevarlo a la práctica.

Volvamos a lo dicho por el Presidente. Hay que cambiar nuestro modelo productivo. Pese al empecinamiento del PP en la idea de que la crisis es cosa de Zapatero, es evidente que éste tiene poco que ver en la crisis que sacude al resto de países del planeta. Pero es que, además, la crisis en España tiene unas connotaciones propias que no tiene en el resto de países de nuestro entorno y se caracteriza por una brutal destrucción del empleo. Y ahí es donde la idea de cambiar el modelo productivo tiene toda la fuerza del mundo. A Rajoy le pilló con el discurso cambiado, él había ido a hablar del paro, y a Zapatero le dio el debate y, probablemente, unos cuantos apoyos, veremos. Mientras en nuestro tejido productivo pervivan con fuerza sectores que requieren de poca cualificación profesional, estaremos condenados a soportar tasas de paro disparatadas ante cualquier vaivén de la economía mundial. Existe un paro estructural ante el que no se puede hacer otra cosa que limarlo poco a poco, pero no podemos permitirnos, como país, una masa tan elevada de trabajadores sin formación específica. Por ello es imprescindible ese cambio de modelo, por ello, más allá de poner en marchas medidas de apoyo a los desempleados, más allá mitigar los estragos inmediatos de esta crisis, es necesario poner en marcha medidas que, a largo plazo, cambien nuestro sistema productivo y lo orienten hacia alternativas sostenibles y mucho más productivas.

Así pues, acabar con las desgravaciones fiscales por la compra de pisos es una buena medida. Se tenía que haber hecho antes pero más vale tarde que nunca. La vivienda no es, o no debe ser, un motivo de enriquecimiento sino un derecho. No podemos mantener eternamente nuestra cultura de propiedad frente a la necesidad del alquiler, no puede ser que el ladrillo sea el refugio del capital cuando la Bolsa no da los beneficios que se persiguen. Con esta medida se persigue tanto incentivar la compra de viviendas a corto plazo, todo el que se lo esté pensando tendrá un aliciente más para hacerlo ahora, como ahorrar en un futuro; pero sobre todo, se persigue no incentivar la formación de una nueva burbuja inmobiliaria y, por tanto, forzar al capital a salir del ladrillo e invertir en sectores más productivos. Por otro lado, la rebaja a las Pymes que no despidan persigue luchar contra el paro por medio de incentivos fiscales y recompensar a aquellos empresarios que traten de mantener la productividad y no aprovechar el momento para hacer caja.

La reforma en educación no sólo es buena sino que es imprescindible. Será interesante ver cómo se desarrolla y, seguro, habrá polémica con el software, pero no podemos permitirnos seguir en la prehistoria de las nuevas tecnologías, por un lado porque nuestro sector editorial pierde competitividad con el exterior pero, sobre todo, porque nuestros alumnos no pueden permitirse el lujo de educarse de espaldas a las tecnologías como tampoco lo pueden hacer despaldas a los idiomas. Del mismo modo, la insistencia en la reforma de la formación profesional, es otra buena noticia.

A transformar nuestro sistema productivo también están dedicados los esfuerzos por limitar nuestra dependencia energética, el constante aumento de las partidas de I+D+i, los fondos para los proyectos de sostenibilidad ambiental… En la misma línea en la que están actuando el resto de los países desarrollados, por otro lado.

Todo esto y todo lo demás que se enunció ayer, no son más que propuestas, no lo olvidemos, el Gobierno no tiene fuerza política para llevarlas a término sin el apoyo de algunos grupos más. Por eso, va a ser muy interesante observar en las próximas semanas, a medida que los proyectos se vayan concretando en leyes, quiénes de los que hoy niegan su apoyo acaban por darlo.

Salud

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