sábado, 30 de abril de 2011

¡Qué vergüenza!

Segundo contra uno de los últimos. No sé qué pintaba Pepe de medio centro. Carvalho ha hecho dos faltas de tarjeta y en las dos se la han sacado. El Zaragoza ha tenido dos oportunidades de meter gol y ha metido tres goles. El Madrid ha merecido meter 5 y ha metido 2. El Madrid ha hecho un penalty y ha sido el 0-2. El Zaragoza ha hecho un penalty de libro, otro creo que bastante claro (aunque en posible fuera de juego -creo que no lo ha sido-), otro a Kaka en la misma jugada (por lo que también entra dentro de los dudosos, no por que no me parezca claro, sino porque es posible que la jugada tuviese que estar anulada) y otro disimulado (tengo la sensación de que Diogo toca el balón con la mano sobre la línea del área en una jugada con Di María -o con Benzema, no lo recuerdo-).
Pero no me voy a quejar del arbitraje por estos posibles penaltys no pitados, del mismo modo que no lo hice cuando perdió con el Almería con tres penaltys muy claros no señalados. Me voy a quejar por la tendencia y la desproporción. Una posible falta del Madrid, es falta; una falta, es tarjeta; una tarjeta, es roja; si lo hacemos al revés, también sale. Una roja del contrario, amarilla; una amarilla, falta (a veces); una falta, na de na.
Me revienta que parezca (o que se note) que lloro cuando estoy hablando de un partido en el Bernabeu contra uno de los últimos clasificados que ha dejado en casa a sus extremos titulares, pero las cosas son como son. Y estoy escribiendo esto mientras veo un partido del Barça en el que hay tarjetas naranjas que quedan en faltas y faltas que quedan en piscinazos y encima, con Piqué gritando en la cara del árbitro y agarrándole del brazo.
Ahí la desproporción, ahí los malos arbitrajes. No son malas decisiones, sino premeditadas. No son errores sino prevaricación.
No pasa nada, la Liga está ganada. Y la Champions.

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