martes, 29 de septiembre de 2015

Publicado en www.SomosF1.com con el título "De sinónimos, arcanos y filosofía"

Hundidainsondableinferiorabismalabisallúgubredescendentesepulcralyacente,deprimidapunzantedolorosapenosaintensalaceranteignotaindescifrableoculta,inescrutablefurtiva recóndita. Todas estas palabras son, en sus diferentes acepciones, sinónimos de "Honda".

Fuente mascoche.net
Hundida, su imagen como equipo ganador que nos dejó en la memoria gracias a su anterior matrimonio con McLaren. Claro, que es algo que puede esperarse de cualquier pareja cuya relación, a pesar de ser intensa, no es proporcionada cuando una de las partes hace sentir inferior a la otra. Tal vez eso hace que la distancia sea abismal entre lo que dicen y lo que hacen los chicos de Arai San. Esta relación, este matrimonio, consta de dos partes: una, la británica, permanece oculta cuando de buscar culpables se trata, mientras la otra, la japonesa, ha entrado en una espiral descendente de declaraciones que, lejos ya de ilusionar, provocan una sensación dolorosa punzante en la suficientemente maltratada moral de quienes admiramos a Fernando Alonso.

Esta desconfianza que provoca en nosotros la insondable lista de promesas incumplidas del tipo "de aquí a un rato, seremos mejores que Ferrari", hace que lancemos una mirada furtiva al pasado en Ferrari, lleno también de la penosa promesa de que "el año que viene, sí que sí", una lúgubre promesa, que llevaba implícita la lacerante herida de la confianza traicionada, de un futuroinescrutable, que nunca podría ser seguro, que podría deparar igualmente el reverdecer de los laureles nunca del todo secos... o la situación vivida por el asturiano en esta relación que se hizo larga, deprimida, vacía de esperanza, con una pareja yacente en el dolor, en la pena, regodeándose en las victorias pasadas, obviando el silencio sepulcral de su hasta este año poco visitada sala de trofeos.

Eso sí, esta relación con poco futuro (no por su duración, ya que nunca hay que menospreciar el poder de los yenes, sino por su inexistente capacidad para dar un volantazo), está llena de momentos Zen, de mucha profundidad filosófica, de una recóndita lógica que, nunca superficial, hace que los aparentemente frágiles cimientos de la relación McLaren-Honda puedan bajo una fachada de seriedad indescifrable, contener la ignota filosofía oriental que tanto atrae al campeón español.

Sea como fuere, por muy en plan rollo Samurai que se ponga, Fernando Alonso ha visto como, tras una carrera en la que tenía más o menos asegurados los puntos (y que no le dejaron terminar desde el muro por temerse el equipo una avería en la caja de cambios, ya saben, los sensores detectaban alta temperatura de aceite), sus jefes, tal vez tratando de ahorrarse mancillar su propio honor al salir los últimos, previendo alguna avería el viernes o el sábado (no sería la primera vez que les quitan más posiciones en parrilla que puntos en el carnet a Ortega Cano), lo que hicieron fue tirar por tierra la templanza mostrada por el ovetense durante todo el año, calladito, prudente y simpático ante averías en las últimas vueltas, fallos garrafales en sus pasadas por boxes, malas estrategias e, incluso, un accidente en "extrañas circunstancias". Y para esto, para ensuciar la imagen de Honda, no era imprescindible que Alonso dijese aquello de GP2 por radio; para lo que es imprescindible sin ninguna duda, es para que los descreídos, los omnipresentes antialonsistas que llenan las redes sociales de nuestro país con una inquina sacada de la fosa abisal del resentimiento nacido de la envida, sepan, no olviden nunca, que el guerrero que Fernando lleva dentro no ha abandonado la Fórmula 1, que sigue aquí, que luchará hasta el final, si no por ganar, al menos por divertirse.

Y eso, que él se divierta, significará que lo haremos quienes disfrutamos de esta locura llamada Fórmula 1.

A. Santiago @soyelantonito

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