martes, 3 de abril de 2018

Una ventana a la enajenación

Rodeado de pantallas de diferentes tamaños
me percato de que son observadas
por seres que en otro tiempo aspiraron
a lograr algún día llegar a ser humanos.

Los seres, distraídos,
con una pérdida total de orientación,
de concentración, de empatía
y de interés por lo que sucede
a escasos centímetros de ellos,
son capaces de medio atender
durante jornadas maratonianas
a ese gotero a través del cual,
unos malvados doctores de la enajenación, les arrebatan el alma.

No entienden de política,
pero saben con quién folla fulanito.
No entienden de fútbol,
pero conocen al tercer portero del Utrera B.
No entienden de amistad,
pero tienen miles de supuestos amigos.
No entienden de amor,
pero comparten innumerables pasteleos.
No entienden de sexo,
pero arrastran su dignidad mendigándolo por "privado".

Vidas llenas de banalidades y vacías de vida.

Firmo y sello esta canción protesta desde mi smartphone, claro.

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