miércoles, 17 de diciembre de 2014

¿Y quién soy yo?

Don Benito, precioso pueblo (que no conozco) y gran persona, así como mordaz aficionado al insulto rebuscado y al SevillaSevillaSevilla, me ha pedido algo así como un análisis sobre la situación actual y un ejercicio de predicción del futuro para lo que no estoy preparado (bueno, no estoy más preparado que quienes ya lo han hecho antes) pero, como la ignorancia es osada, ahí voy.

Creo que vivimos en un mundo insolidario, basado en grandes mentiras de nuestros antecesores. Mentiras inocentes (para no romper esa magia de que "tú sí que lo tienes fácil" o "si yo tuviese la mitad de oportunidades que tú"), pero mentiras al fin y al cabo; mentiras que hacen daño a quien las padece y crece con esas mierdas.

Quiero decir que, tan valientes que eran ¿Por qué Franco murió en la cama? Si tan de sacrificarse por el bien común eran ¿Por qué no hubo un padre coraje que evitara que los demás sufriesen como había sufrido él?

El tema es bien sencillo. No creo que nunca haya existido verdadera solidaridad. Al menos, entre los pobres. Sí, es cierto, hay, a lo largo de la historia, cientos de casos de revueltas, revoluciones, levantamientos y demás pero tal vez estaban todos estos movimientos basados en un dañino pecado original: la venganza, la rabia personal, el deseo de hacer daño por lo padecido.

Y, claro, por eso desconfiamos SIEMPRE del que viene a cambiar algo. Ponemos pegas a quienes dicen lo que nosotros pensamos; ponemos trabas a quienes se interesan por nosotros; miramos con recelo al que se sacrifica por los demás; idolatramos, incluso, al personaje capaz de desmontar con mala baba el buenismo de quienes creen sincera aunque en muchas ocasiones, equivocadamente, que sus ideas son válidas para todo y para todos.

¿Qué? Entonces ¿creo que no tenemos remedio? No. Pero podemos divertirnos llevándonos por delante a unos cuantos cabronazos. Eso sí, sólo seremos efectivos cuando nos hartemos todos a la vez.

Sabéis que no soy religioso y que considero igual de gilipollas al que pega con una cruz que al que lo hace con una media luna o una estrella de David, del mismo modo que considero un imbécil y un cínico a todo aquel que coge una bandera, la que sea, con el único objetivo de envolverse con ella mientras atiza a los demás con el palo que la sujetaba... pero me sorprendo cuando hay que explicar "razonadamente" que me parece comprensible que en un estado de desesperación extrema (por ejemplo, que un bombazo del ejército de los EEUU haya matado a tu mujer e hijos), un padre, aunque sea cualquier cosa menos extremista, utilice ese medio para, antes de suicidarse, hacer todo el daño posible al que sin duda es inocente (more or less), pero que lleva el mismo uniforme que quien cometió lo que más daño le hizo. Vamos, que entiendo que, en el caso de decidir quitarme la vida (tranquilos, yo antes matao que suicidao), elegiría morir llevándome por delante a unos cuantos banqueros, ministros, camellos, fachas o CEO's. También lo digo ahora, así, porque me hacen hablar sin ganas de unas cosas sobre las que nadie me ha preguntado.

En definitiva, la cosa está mu malita, pero no lo estará tanto cuando permitimos que se nos meen en la puta cara sin hacer nada por cambiar la situación.

Te quiero, Benito.

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