lunes, 18 de junio de 2018

17000

Por más años que cambian vidas,
por más días que cambian años,
por más palos y por más ruedas,
por mas primaveras de renacimiento,
por más música que adornen pormas
y por más poemas con los que dar sentido
a las músicas que viven en mi alma.

A pesar de las vidas, de los años,
de los palos o las ruedas,
soy incapaz de poner letra
al réquiem que este mundo sin alma
compone en el corazón de quienes
desesperados, huyen de una vida
cimentada sobre los huesos
de unos pobres que se creen clase media,
que son media clase.

Macroeconomía que alienta
beneficios negativos,
llenos de vacío en el alma
de quien diseña países
para élites minoritarias
que con fútbol, banderas
y carnes en 'prime time',
realimentan inversiones en dolor,
revitalizan muerte,
matan esperanzas,
sonríen las lágrimas de un pueblo
que vota a quien le explota.

Orquestada la ganancia de pescadores,
asistimos impertérritos a la implacable
y silenciosa purga,
a la petenera que precede al sacrificio
de un nuevo mártir,
de otra doncella entregada,
a otro expediente cerrado
del asesino en serie que purga
nuestras dormidas conciencias.

Crisis.

Diez años.

Diecisiete mil víctimas.

Mil quinientos muertos al año.

Más de cuatro asesinados al día.

Un suicidio por motivos económicos
cada seis horas en un país que calla.

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