jueves, 21 de diciembre de 2017

Fíjate

Fíjate.

Ahí está,
en el lugar en el que Calixto
se enamoró de Melibea.

Fíjate como ella,
la portadora de la belleza más integral,
poliédrica, interior y exterior,
la que ve belleza donde otros ven sólo cáscara.

Fíjate cómo disfruta del tulipán más atípico del jardín,
de aquel menos llamativo,
del más impuro de todos ellos,
del que lleva una sola mácula
porque todo en él y en sus colores es confusión.

Fíjate y mira
cómo le indica al resto de flores que ese,
si ella quisiese,
sería arrancado de la misma tierra que le da vida
y correría tras ella sólo por verla desde ahí.

Mira cómo le ata a ella con sonrisas, sin cuerdas;
cómo le cuida sin tocarle; cómo le protege sin reja alguna;
cómo le serena con rabia; cómo le posee sin comprarle;
cómo le ama sin conjuro a Plutón;
cómo le conoce sin Celestina.

Y el raro tulipán,
ese que se admite de ser el elegido entre tanta flor,
simplemente la mira.
La admira.
La ama.

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